viernes, 22 de mayo de 2009

El Imperial


Tenía ya un buen tiempo que escuchaba referencias sobre El Imperial, también por ahí promos de bandas que anunciaban su tocada en ese lugar. La verdad es que era un lugar que me llamaba la atención desde hace un buen rato, pero nunca había encontrado un buen pretexto para ir, o tarde me acordaba de algún evento que ya se había anunciado. Es por eso que no encontré mejor pretexto que los jueves de ¡Qué Pinche Tino Tengo! para conocer El Imperial.

Se rumoraba que era un lugar bastante agradable y con buena música, así que después de mi intento fallido por juntar a la banda el jueves pasado, este jueves se unieron al plan Vaz y Paco y después de las tardes lluviosas que hemos vivido en esta ciudad decidimos reunirnos en casa de ambos para movernos a El Imperial.

Esta vez no hubo precopeo así que nos movimos alrededor de las 10:30. Al llegar, y después de dejarle “La Cheyenne” al individuo encargado del Valet Parking nos movimos a la puerta. Ahí nos recibió el típico monito que vive en la puerta y nos pregunto:

- ¿Vienen a ver a la banda? –

Pregunta que se me hacía un poco rara porque ¿cómo? ¿si no iba a ver a la banda no me dejaban entrar?... en fin. Por supuesto respondimos que no sabíamos que iba a haber una banda así que preguntamos quien iba a estar, a lo que el tipo, súper amable (y léase con un tono sarcástico) nos dijo:

-Pues ahí dice – y señaló hacia un letrero que se encontraba arriba del pabellón que tapaba la entrada.

Ya que vimos que el nombre de la banda no se nos hacía familiar y tratábamos de entender que estaba pasando, nos acercamos de nuevo a la puerta y teníamos a un nuevo monito frente a nosotros.

Yo creo que el se dió cuenta de que no entendíamos como funcionaban las cosas en ese lugar, pero ahí les va para cuando quieran ir:

Resulta que El Imperial esta dividido en 2 pisos, la planta baja es en donde está el escenario, y si hay un grupo el cover es parejo para hombres y mujeres. Este jueves el cover era de $100. También esta la opción de que subas a la planta alta en donde no escuchas a la banda, pero hay un DJ y el cover es solo para los hombres, que también era de $100. Si decides ir arriba o abajo no puedes cambiar de opinión después y ambas partes del lugar quedan incomunicadas, hasta que acabe de tocar la banda, y ya abren las puertas para que puedas moverte en todo el lugar a diestra y siniestra.

Ya con esta explicación nos quedó muy claro que nuestra decisión era unánime y decidimos pasar al piso de arriba. La ambientación particularmente me encantó, y después de que Vaz me dijo que lo superara mas de 5 veces, no puedo negar que estaba enamorada del papel tapiz de las paredes y las lámparas que estaban empotradas en las paredes. Al centro del lugar y justo frente al DJ hay una estructura muy peculiar: es un cilindro alto que funciona como mesa y en las paredes tiene un material parecido al de un sillón. La parte superior del cilindro funcionaba como mesa y justo en el centro lo atravesaba un tubo que llegaba hasta el techo.

Para no variar ni perder la costumbre, logramos sentarnos muy cerca de la barra y ahí pedimos los primeros tragos: chela, whisky y vodka. La platica de esta noche fue bastante peculiar, de alguna manera hablamos de tantas cosas tan diferentes y mientras esto sucedía no podíamos dejar de escuchar la música con un volumen extremadamente alto. Debo decir que a lo largo de la noche sólo escuche 3 o 4 canciones que me gustaban, de ahí en fuera la música fue calificada por los 3 como mala. Se convirtió en un “punchis punchis” muy monótono.

Hay toda clase de gente en el lugar, por ahí llegó Randy de Molotov y el Chá de Fobia a pasar lista y saludar a todo mundo igual que lo hacía casi cada persona que llegaba. Por lo visto es un lugar donde la gente es muy familiar y se reúnen a menudo los mismos.

Al salir del lugar pasamos por la planta baja y creo que tomamos una buena decisión al no ver al grupo, porque por lo poco que logramos escuchar no eran para nada lo que queríamos escuchar toda la noche.

Ésta vez no conocimos a ningún extraño, en parte la disposición del lugar y la música alta no lo hacían una tarea fácil y por otra parte los ánimos se han visto un poco mermados por los escasos resultados que han salido de este experimento. Tenía un plan maquiavélico para hablarle a los que estaban junto a nosotros, pero en el momento en el que la música había bajado el volumen y yo estaba dispuesta a platicar con ellos, se movieron de lugar.

Aún no logro encontrar la buena estrategia y creo que hay que experimentar mucho mas de lo que pensaba para que la gente entienda que no está mal hablarle a un extraño. Si alguien tiene idea, en serio serán bienvenidas.

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