miércoles, 13 de mayo de 2009

Salón Malafama


Después del enclaustramiento obligatorio por culpa de la influenza, este jueves por fin levantaron la alerta sanitaria y pudimos seguir con nuestros jueves de ¡qué pinche tino tengo!, así que después de averiguar un poco que lugares iban a abrir y cuales lo hacían hasta el viernes, decidimos movernos a un billar bastante conocido en la Condesa llamado Salón Malafama.

Dado que son las nuevas reglas, nos recibieron como niños de Kinder con un gel antibacterial y poniendo un poco en nuestras manos para que entráramos sin problemas. Poco faltó para que revisaran si nos habíamos lavado bien las manos, pero bueno, entre si son peras o manzanas, no nos queda de otra mas que seguir las reglas hasta que esto de los bichos este completamente bajo control.

El lugar es bastante agradable y la decoración incluye una exposición fotográfica de deportistas increíblemente buena. A la entrada del lugar hay mesas junto a la barra y al final están las mesas de billar. Las mesas están en muy buen estado y el espacio es suficiente para que no estés jugando prácticamente con los que están junto a ti.
Al llegar pedimos nuestra mesa y la carta, y para nuestra sorpresa pasaron dos cosas que no fueron de todo nuestro agrado: 1) solo hay cerveza y vino y 2) no aceptaban tarjetas. Dadas estas circunstancias, pues pedimos agua de tamarindo, un par de cervezas y una botella de vino. También se nos antojó cenar y probamos las pizzas y la hamburguesa. La pizza fue bastante buena y la hamburguesa no estaba nada mal.

Por supuesto este lugar no tiene espacio para fumar, así que tienes que salir a la banqueta. Y ahí fue donde se comprobó que la gente no esta lista para que algún extraño les hable. Resulta que ya en la banqueta se acercó alguien a pedir un encendedor, ninguna de las chicas traía encendedor, así que todas dijeron:
- no tenemos pero él tiene –
señalando al único hombre que estaba fumando afuera y que efectivamente era dueño del encendedor. El chico preguntó que si no querían prestárselo porque no estaba guapo, a lo que el dueño del encendedor contesto que a él si se le hacía guapo… ¡¡grave error!! El tipo se sacó mucho de onda, no sabemos si se ofendió, pero se fue. ¿Por qué se fue? Pues porque su integridad seguro no esta tan íntegra donde le molesta o le saca de onda que otro hombre, sin afán de conquistarlo, diga que tiene buen ver.

Después de la anécdota y de varias horas de juego decidimos dejar la mesa de billar y movernos a una de las mesas que están junto a la barra para terminar nuestros tragos. Ahí hay muchas parejas o grupos jugando dominó, lo que hace prácticamente imposible seguir con nuestro plan de hablarle a un extraño, y menos después de la experiencia previa.

Definitivamente el lugar es bueno, el servicio increíble, la música que ambienta bastante buena y pese a que sólo había cerveza y vino nos la pasamos muy bien. Sin embargo, y después de una semana de descanso obligado, no fue el lugar adecuado si lo que quieres es conocer gente nueva.

1 comentario:

  1. El servicio es lo peor, sobre todo el bajito de la barra, es un maleducado.

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